En la mañana siguiente, Aster se despertó primero, alertado por unos sonidos rítmicos que venían de fuera. Stella, que ya estaba despierta, se giró hacia él.
«¿Oyes eso?» preguntó Stella, con una mezcla de curiosidad y sueño. «Sí, vamos a ver qué es», respondió Aster.
Los sonidos los llevaron a través de los pasillos y finalmente al exterior, donde el aire fresco de la mañana los recibió con el aroma de la hierba y las flores.
Llegaron a un espacio abierto rodeado de columnas de piedra, un patio de entrenamiento con el suelo desgastado por el uso. Cecia estaba allí, sus brazos se movían en patrones complejos, mientras se movía creando pequeñas llamas que bailaban alrededor de ella.
«Está practicando», susurró Aster a Stella.
«Es increíble, entonces así es como practica una maga de alto rango», dijo Stella, sin poder apartar la vista de la escena.
Cecia se percató de la presencia de los dos y terminó su ejercicio, las llamas se desvanecieron en el aire. Se giró hacia ellos con una sonrisa acogedora.
«Buenos días», los saludó. «Se despertaron temprano»
«Escuchamos algunos sonidos y decidimos investigar», explicó Aster.
Cecia, con una mirada inquisitiva, les preguntó, «¿Les gustaría aprender a realizar hechizos?»
Ambos asintieron con entusiasmo. «Sí, pero no sé si podré», dijo Stella con una nota de tristeza en su voz. «Me es imposible absorber el maná».
Cecia la observó detenidamente y notó que Stella no tenía ni una pizca de maná en su cuerpo. «Voy a ayudarte a sentir el maná. Para empezar, tienes que imaginar que la energía está en todas partes, que todo se reúne en un punto y se concentra en tu cuerpo, en un lugar que llamamos Corazón de Maná. Ahí es donde va toda la energía que absorbes».
Stella cerró los ojos y siguió las instrucciones de Cecia.
Al principio no sintió nada, pero luego, como si un bloqueo se rompiera, comenzó a absorber el maná del aire. «¡Lo logré!», exclamó Stella al abrir los ojos, «sentí como si un bloqueo que me impedía usar el maná se rompiera. Ahora siento un hormigueo en todo el cuerpo».
Aster sonrió al ver que Stella por fin podía reunir maná en su interior.
Cecia entonces explicó que existen varios niveles de núcleo de maná: Primordial, Intermedio y Superior, y cada uno tiene 10 círculos. «Stella, ahora tienes un núcleo de Maná Primordial de primer círculo, lo que te convierte en una maga de bajo rango de primer círculo», dijo Cecia.
Aster y Stella asintieron, comprendiendo la explicación. Cecia continuó, «Aster, tu caso es raro porque puedes fusionar los cuatro elementos para crear una esfera de energía pura, a pesar de tener un núcleo Primordial de tercer círculo. Normalmente, eso requiere ser un mago de alto rango, con un conocimiento profundo de los elementos».
Aster, confundido, admitió que no sabía por qué podía hacer eso. Cecia pensó un momento y decidió no darle mucha importancia. «Ahora que Stella ha formado un Corazón de Maná, sería bueno que tú la guíes para comprender completamente el flujo de maná en su cuerpo y luego ayudarla a practicar reuniendo maná hasta el tercer círculo, para que ambos puedan empezar a practicar con hechizos de nivel primordial».
Aster asintió con determinación. «Te guiaré hasta el núcleo Primordial de tercer círculo», prometió a Stella. Ella le sonrió, agradecida y llena de esperanza.
Los días siguientes fueron intensos. Bajo la atenta mirada de Cecia, Aster y Stella se dedicaron a la práctica. Aster enseñó a Stella cómo sentir el flujo del maná, cómo dirigirlo a través de su cuerpo y cómo concentrarlo en su Corazón de Maná.
Stella progresaba rápidamente, su núcleo de maná crecía en fuerza y claridad.
Una mañana, mientras practicaban en el patio de entrenamiento, Stella logró un avance significativo. Aster observó cómo el aire alrededor de Stella vibraba con energía. Ella había alcanzado el núcleo Primordial de segundo círculo.
Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses. Aster vió que Stella ya se había sumergido profundamente en la práctica; y finalmente, llegó el día en que Stella alcanzó el núcleo Primordial de tercer círculo. «Estoy lista», dijo con una sonrisa triunfante. «Ahora puedo practicar hechizos de nivel primordial contigo».
Cecia estaba sorprendida. Stella había avanzado rápidamente al tercer círculo en poco tiempo. «Ahora están listos para el siguiente paso», les dijo.
Con la confirmación de que estaban listos para avanzar, Cecia decidió que era hora de enseñarles una magia de defensa esencial: un escudo mágico. «La defensa es tan importante como el ataque», explicó. «Un buen mago debe saber protegerse».
Cecia los llevó al centro del patio de entrenamiento y comenzó su lección. «Para formar una barrera mágica, deben visualizar el maná como una extensión de su voluntad. Imaginen una pared invisible que surge de su Corazón de Maná y se expande alrededor de ustedes».
«Primero, concentren su maná en el centro de su ser», instruyó Cecia. «Sientan cómo fluye desde el Corazón de Maná hacia sus brazos y manos».
Aster y Stella cerraron los ojos y siguieron las instrucciones, sintiendo el maná acumularse en sus palmas.
«Ahora, extiendan sus manos frente a ustedes y visualicen la barrera», continuó Cecia. «El tamaño y la fuerza dependerán de la cantidad de maná que puedan controlar y de la claridad de su visualización».
Aster y Stella extendieron sus manos, sus palmas enfrentadas al frente. Concentraron su maná y lo proyectaron hacia adelante. Al principio, solo una tenue luz brilló alrededor de sus manos, pero con cada intento, la luz se hizo más fuerte y más coherente.
«Excelente», dijo Cecia. «Ahora, solidifiquen esa luz en una barrera. Imaginen que es impenetrable, que puede resistir cualquier ataque».
Con esfuerzo y concentración, la luz alrededor de las manos de Aster y Stella comenzó a tomar forma. Una pared translúcida de energía se materializó, crepitando con el poder del maná que habían reunido.
«Para mantener la barrera, deben mantener su concentración y seguir alimentándola con maná», advirtió Cecia. «Si se distraen, la barrera se desvanecerá».
Practicaron durante horas, fortaleciendo su capacidad para mantener la barrera estable. Con cada intento, la barrera se volvía más sólida y duradera.
«Ahora que han aprendido a crear una barrera, deben practicar para que puedan invocarla rápidamente en cualquier situación», les dijo Cecia. «En combate, no solo la fuerza de su magia es vital, sino también la rapidez con la que pueden reaccionar», les explicó. «Vamos a practicar la invocación rápida de la barrera».
Cecia se posicionó frente a ellos, su figura imponente. «Voy a lanzar hechizos leves hacia ustedes. Quiero que levanten la barrera tan pronto como vean el destello de mi magia».
Aster y Stella asintieron, preparándose para el ejercicio. Cecia comenzó con hechizos simples, proyectando bolas de luz hacia ellos. Al principio, los dos luchaban por reaccionar a tiempo, pero con cada intento, su velocidad mejoraba.
«Concéntrate en tu Corazón de Maná», les recordaba Cecia. «Dejen que su instinto guíe la energía».
Aster fue el primero en lograr una invocación instantánea, su barrera apareció en un parpadeo, justo a tiempo para bloquear la bola de luz. Stella no tardó en seguirlo, su barrera se materializó con un sonido sutil.
«Ahora, vamos a aumentar la dificultad», anunció Cecia. Comenzó a lanzar hechizos más rápidos y desde diferentes ángulos. Aster y Stella se movían juntos, casi como si bailaran, sus barreras aparecían y desaparecían con cada ataque.
El ejercicio no solo mejoró su velocidad, sino también su precisión. Aprendieron a ajustar el tamaño y la forma de la barrera según la naturaleza del ataque, utilizando solo la cantidad necesaria de maná para defenderse.
Después de horas de práctica, Cecia finalmente detuvo el ejercicio. «Bien hecho», dijo con una sonrisa de aprobación. «Han demostrado que pueden adaptarse rápidamente a los ataques en diferentes puntos. Pero recuerden, una barrera es tan buena como la mente que la sostiene. Deben permanecer calmados y centrados, sin importar la intensidad de la batalla».
«Ahora les enseñaré una técnica simple de ataque: la [Bola de Fuego Primordial], dijo. Aster y Stella escucharon con atención, repitiendo el nombre para memorizarlo.
«La [Bola de Fuego Primordial] es directa», continuó Cecia. «Concentrarán su maná. Luego, lo liberarán en forma de una esfera ardiente.»
Cecia les mostró cómo darle forma de esfera antes de lanzarlo hacia un objetivo.
Aster y Stella practicaron, creando pequeñas bolas de fuego que lanzaban a objetivos dispersos por el patio. Al principio, sus bolas de fuego eran inestables y se extinguían rápidamente, pero con la guía de Cecia, aprendieron a estabilizarlas y a lanzarlas con mayor confianza.
«Este hechizo es básico, pero aprender a controlarlo les enseñará los principios fundamentales del control del maná», les dijo Cecia. «Y en el futuro, podrán aplicar estos principios a hechizos más complejos y poderosos».
Después de un largo día de práctica intensiva, Aster y Stella se sintieron agotados. La energía que habían invertido en aprender magia básica había consumido casi todo su maná, dejándolos con una sensación de vacío y fatiga que solo podía ser aliviada con un buen descanso.
La noche había caído sobre el patio de entrenamiento, y las estrellas comenzaron a aparecer en el cielo, parpadeando como si fueran testigos silenciosos de los esfuerzos del día. Cecia les dio unas palmaditas en la espalda a ambos, «Han trabajado duro hoy. Ahora deben descansar y recuperar su maná».
Aster y Stella asintieron, demasiado cansados para hablar. Se dirigieron a sus respectivas habitaciones, sus pasos resonando suavemente en los pasillos de piedra de la mansión. La luz de las antorchas que colgaban de las paredes proyectaba sombras danzantes que parecían acompañarlos en su camino.
Al llegar a sus habitaciones, se dejaron caer sobre sus camas. Cerraron los ojos y casi de inmediato, el sueño los envolvió.
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