La Torre del Tiempo Perdido – Capítulo 5 – Magia, Peligros y el Arte de Sobrevivir (1)


“Erevan, ahora que te has convertido en un mago de nivel intermedio, eres digno de enfrentarte a la última prueba. Como en las anteriores, contaremos con otro evaluador, especializado en la magia del espacio-tiempo y en la invocación. No entraré en más detalles; él te proporcionará la información necesaria. Tengo grandes expectativas en ti y confío en que serás el primero, desde la creación de esta torre, en superar todas las pruebas…”

Orion fue interrumpido por Erevan, quien mostraba una expresión de duda.

“Eeh, ¿cómo es eso de que soy un mago iniciado intermedio?”

“¿Cómo? ¿No conoces siquiera los rangos mágicos?”

“Bueno, debido a mi nula afinidad elemental, nunca pude ingresar a la academia mágica. Además, viviendo en la frontera, nuestra biblioteca apenas cuenta con algunos manuales de cultivo y grimorios básicos, y esos son inaccesibles para quienes no son magos. Y considerando la situación financiera de mi familia… solo pudimos adquirir un manual de cultivo común, con el cual he estado meditando durante los últimos seis años, sin éxito…”

“Vaya, eso es lamentable. Si hubieras nacido en la era antigua, habrías sido considerado un genio, uno que aparece cada 100.000 años. Me pregunto… ¿qué rango tendrías ahora?” Orion reflexionó, sumido en sus pensamientos.

“Déjame explicarte lo básico. El mundo mágico se clasifica por dominios. Existen siete grandes dominios: Iniciado, Principiante, Adepto, Maestro, Oráculo, Ascendente y Trascendente. Cada uno se divide en nueve niveles o capas, y cada dominio se categoriza en etapas básica, intermedia y avanzada. Sin embargo, en tu mundo actual, y con lo diluido que está la magia, probablemente los últimos tres rangos sean casi inexistentes, quizás solo existan algunos magos en ese nivel y sean los protectores de los reinos. El rango de Maestro ha de ser conocido como el pináculo actual.”

“Tu despertar a la conexión elemental te situó en el dominio del Iniciado, y lo que percibiste como un ascenso de nivel fue tu progresión a través de las capas; al avanzar cuatro, alcanzaste la etapa intermedia del dominio del Iniciado. Tu poder mágico ahora es suficiente para realizar hechizos básicos, que serán el foco de tu próxima prueba.”

Sumido en contemplaciones por toda la información recibida, Erevan se quedó absorto en sus pensamientos antes de exclamar: “¡Entonces mi padre era verdaderamente fuerte para nuestra época!”

“De hecho, un mago adepto a nivel pico estaba casi al rango de maestro; lastimosamente, fue cazado por poseer nuestra magia…” suspiró Orion, su mirada se perdía en el pasado, recordando tiempos más simples y a la vez más turbulentos.

“Bueno, es el momento, chico. Aquí tienes otra gema dimensional; te llevará a otro piso con el último evaluador.” Orion hizo unos gestos con las manos y una piedra apareció, flotando en el cosmos, mientras resplandecía silenciosamente allí, con sus tonos dorados contrastando mucho con el entorno oscuro.

“Muchas gracias por su guía, Señor.” Erevan se inclinó cordialmente antes de avanzar hacia la piedra dimensional.

Cuando la tocó, apareció en un vasto bosque, los árboles se alzaban majestuosos, sus hojas susurraban historias antiguas al viento. El aroma a tierra fresca y a vida antigua lo envolvió, transportándolo a un mundo donde la magia palpaba en cada brizna de hierba.

“¡C-cómo hacen para que un bosque esté dentro de la torre! ¡Es una locura!” exclamó Erevan, sus ojos abiertos de par en par ante la maravilla del paisaje.

“Hoho, veo que te gustó el piso que creé, chico,” dijo un anciano que apareció caminando desde delante de él, entre los árboles. Llevaba una amplia túnica azul oscura, su rostro envejecido y con una barba que caía, además de un bastón con gemas incrustadas en él.

“¡Buenas! Soy Erevan, un placer conocerlo, Señor.”

“Hehe, lo sé, esos viejos ya me comentaron de ti. Quién creería que viviría para ver a alguien llegar a este piso. Soy Zared, el último evaluador de esta torre y guardián de este dominio. Un placer conocerte, chico.”

Zared, con una sonrisa amable pero marcada por años de experiencia, observó atentamente a Erevan. Su túnica ondeaba ligeramente, a pesar de la falta de viento en el bosque artificial, y las gemas de su bastón brillaban con un fulgor que parecía contener universos enteros.

“Este lugar,” continuó Zared, gestualizando hacia el exuberante paisaje a su alrededor, “no es solo un bosque. Es un ecosistema mágico completo, creado para probar tu conexión con la naturaleza y tu habilidad para controlar diferentes tipos de magia. Aquí, deberás enfrentar desafíos que pondrán a prueba tu ingenio, tu valentía y, sobre todo, tu habilidad mágica.”

Erevan, absorbido por la majestuosidad del entorno y la presencia del anciano mago, asintió, comprendiendo la seriedad de su situación.

“En este dominio,” prosiguió Zared, “enfrentarás criaturas y enigmas que yo mismo he conjurado. Cada uno ha sido diseñado para desafiar los límites de tu magia y tu mente. Superarlos demostrará que no solo tienes la capacidad para avanzar en el camino de la magia, sino que también posees el carácter necesario para soportar las pruebas que vendrán.”

Erevan respiró hondo, sintiendo la presión de las expectativas y la magnitud de la tarea que tenía por delante. Pero también sintió una chispa de emoción; esta era su oportunidad para demostrar su valor y su poder.

Zared extendió su mano hacia Erevan, sosteniendo un antiguo grimorio cuyas tapas parecían vibrar con energía latente. “Antes de que inicies tu prueba, te entrego este grimorio. Contiene hechizos mágicos básicos que te serán esenciales en el camino que tienes por delante.”

Erevan, con un gesto de reverencia, tomó el libro. Sus páginas, amarillentas por el tiempo, estaban llenas de símbolos arcanos y escrituras en un lenguaje que le resultaba extrañamente familiar.

“Este grimorio,” explicó Zared, “ha sido compilado a lo largo de los siglos por magos de la torre. Los hechizos contenidos aquí son fundamentales, pero no te dejes engañar por su simplicidad. Aprender a usarlos con eficacia puede tomar años de práctica.”

Erevan asintió, consciente del valor de este regalo. “Gracias, Señor Zared. Me aseguraré de estudiarlo y practicar cada hechizo con diligencia.”

Zared sonrió con aprobación. “Esa es la actitud correcta. Recuerda, Erevan, la magia es tan profunda y compleja como el mundo en sí. Estos hechizos básicos son solo el comienzo. Con ellos, aprenderás a moldear la energía mágica, a sentir el flujo de poder a través de ti y a interactuar con la esencia misma del universo.”

“El bosque irá subiendo de dificultad con el paso de los días, dándote suficiente tiempo para aprender algunos hechizos que te serán de ayuda para sobrevivir. Sobrevive por dos meses; esa es tu prueba. Las circunstancias adversas sacan el potencial de uno, así que aprende hechizos y sobrevive.”

Con el grimorio firmemente sujeto en sus manos, Erevan sintió una nueva oleada de determinación. Ahora no solo cargaba con las esperanzas de Orion, sino también con el conocimiento ancestral que Zared le había confiado.

“Ahora,” continuó Zared, mientras el bosque comenzaba a cambiar y ondular con la magia convocada, “comenzará tu prueba. Cada paso que des, cada hechizo que lances, te acercará más a la verdad de tu propio poder.”

Con el grimorio en mano, Erevan dio su primer paso hacia la profundidad del bosque mágico, donde las sombras danzaban y las luces titilaban, marcando el comienzo de su verdadera prueba en el camino de la magia.

Erevan, sintiendo la necesidad de profundizar en su comprensión de la magia, buscó un lugar tranquilo donde pudiera concentrarse sin distracciones. Se adentró en el bosque hasta encontrar un claro rodeado de árboles antiguos que parecían custodios de secretos milenarios. Allí, se sentó con el grimorio abierto en sus manos, decidido a comenzar su entrenamiento en la magia espacio-tiempo.

¿Seré capaz de dominar esto? ¿O estoy condenado a quedar atrapado en este nivel? No hay tiempo para dudas. ¡Debo dominar esto!

El primer hechizo que captó su atención fue uno básico para manifestar la magia espacio-tiempo en su mano. Se trataba de un ejercicio fundamental para sentir y manipular la compleja energía que compone el tejido del espacio-tiempo. Erevan dedicó el primer día completo a este ejercicio, concentrándose intensamente para visualizar y canalizar esta energía. Con paciencia y práctica, logró sentir una pequeña vibración en su palma, signo de que estaba comenzando a manipular, aunque mínimamente, la magia espacio-tiempo.

Al segundo día, Erevan se sintió preparado para avanzar. Decidió practicar la “Dilatación Temporal Menor”, uno de los hechizos básicos mencionados en el grimorio. Comenzó con el proceso de lanzamiento.

Erevan cerró los ojos y tomó respiraciones profundas, enfocando su mente en el espacio frente a él. Intentaba aislarse de cualquier distracción externa, centrando toda su atención en el área pequeña que deseaba afectar.

Con la mente clara, visualizó el flujo del tiempo como un río lento y constante alrededor de una hoja que caía cerca de él. Imaginó cómo este flujo se hacía más denso y lento, como miel derramándose, alrededor de la hoja, tratando de percibir cada detalle de su descenso retardado.

Susurrando el encantamiento aprendido, Erevan extendió su mano hacia la hoja, intentando conectar su energía con el flujo temporal que había visualizado. Al principio, sus esfuerzos parecían inútiles, pero persistió, repitiendo el proceso una y otra vez.

Erevan dedicó muchas horas a este ejercicio, repitiendo los pasos y corrigiendo su enfoque y técnica con cada intento. Poco a poco, empezó a notar cambios sutiles: la caída de la hoja parecía ralentizarse ligeramente, un indicio de que estaba logrando afectar el flujo temporal, aunque de manera mínima. Era una señal de que estaba empezando a comprender y ejercer cierto control sobre la magia espacio-tiempo.

El progreso fue lento y requería una concentración exhaustiva, pero Erevan se mantuvo resiliente, motivado por la sensación de avance, por pequeña que fuera. Su determinación y paciencia en practicar y perfeccionar la “Dilatación Temporal Menor” sentaron las bases para su futuro dominio de la magia espacio-tiempo.

Después de 24 horas de práctica intensiva, Erevan logró un hito significativo: pudo detener el tiempo alrededor de un pequeño objeto, una hoja que caía, manteniéndola suspendida en el aire por un máximo de tres segundos. Esta hazaña, aunque breve, le dio una valiosa perspectiva de cómo podría utilizar la magia espacio-tiempo en combate para cambiar el curso de un enfrentamiento.

Con la conciencia de que tarde o temprano se enfrentaría a criaturas hostiles dentro de la torre, Erevan sintió la necesidad de equiparse con un hechizo ofensivo. Regresó al grimorio, sus páginas susurrando promesas de poder oculto, y comenzó a hojear en busca de algo que pudiera servirle en la batalla.

“Látigo del Vacío.” Sus ojos se detuvieron en una sección que describía un hechizo llamado así. El texto detallaba cómo este hechizo permitía al lanzador crear un látigo hecho de energía espacio-temporal, capaz de cortar a través de la materia y distorsionar el espacio que atravesaba. Erevan sintió una mezcla de asombro y respeto por el potencial destructivo de tal hechizo. Sabía que manejarlo requeriría precisión y control, pero también entendió que era exactamente el tipo de arma que necesitaba.

El hechizo Látigo del Vacío funcionaba canalizando la energía espacio-temporal a través de las manos del lanzador, formando un látigo largo y flexible que podía extenderse y retraerse a voluntad. No solo podía cortar objetos físicos, sino que también tenía la capacidad de distorsionar el espacio por el que pasaba, creando breves anomalías que podrían desorientar o incluso atrapar a un oponente.

Erevan pasó las siguientes horas practicando la convocación del látigo, ajustando su flujo de energía mágica y aprendiendo a controlar su forma y movimiento. Al principio, solo lograba manifestar chispas y ondulaciones en el aire, pero con tiempo y concentración, las manifestaciones se hicieron más sólidas y controladas.

A medida que la noche se convertía en alba, Erevan había progresado hasta el punto de poder generar un látigo coherente de energía espacio-temporal, aunque mantener su forma y control durante más de unos segundos seguía siendo un desafío. Sin embargo, estaba claro que había descubierto en el «Látigo del Vacío» un hechizo ofensivo con un gran potencial, uno que podría marcar la diferencia en un combate y que simbolizaba su creciente dominio sobre la magia espacio-tiempo.

Al tercer día, mientras la tarde teñía el bosque de tonos dorados, Erevan escuchó rugidos distantes, un presagio de la aparición de monstruos hostiles. Decidió que era mejor moverse y aprovechar la oportunidad para estudiar el bosque y sus peligros latentes. Mientras caminaba cautelosamente, observando el entorno y escuchando los sonidos de la naturaleza alterada por la magia, una sombra inesperada surgió de entre los árboles.

De repente, un pequeño monstruo, parecido a una ardilla, pero con características marcadas por la magia del lugar, saltó hacia él. Este ser, que podría llamarse Squirox, tenía pelaje negro azabache, ojos rojos brillantes, y colmillos que desproporcionadamente sobresalían de su boca. A pesar de su tamaño, emanaba un aura de agresividad y peligro, sus garras destellaban con una energía oscura, producto de la corrupción mágica del bosque.

“¡Eh! ¿Qué es eso? ¿Un monstruo?”

Erevan, tomado por sorpresa, retrocedió instintivamente. Recordó el Látigo del Vacío que había estado practicando y rápidamente intentó canalizar la energía espacio-temporal para formar el arma. Con el corazón latiendo fuerte y la adrenalina fluyendo por sus venas, concentró su mente en la imagen del látigo, invocando la energía necesaria para materializarlo.

La situación demandaba un control rápido y preciso, algo que aún no había perfeccionado, pero la necesidad de defenderse aceleró su aprendizaje. Con un ágil movimiento de su mano, Erevan logró convocar una versión rudimentaria del Látigo del Vacío justo a tiempo para interceptar al Squirox en su ataque aéreo, quien se estrelló contra el suelo sin signos de vida.

«Uff… debo mejorar mi concentración… salió peor de lo que había practicado… es realmente más difícil convocarlo en una situación apresurada.»

El enfrentamiento entre el novato mago y la criatura de la torre marcó un momento crucial en el viaje de Erevan, enfrentándolo no solo a los peligros físicos del bosque, sino también con la necesidad de dominar rápidamente sus habilidades mágicas en situaciones de vida o muerte.

Justo cuando Erevan logró repeler al Squirox con su recién dominado Látigo del Vacío, dos criaturas más, idénticas a la primera, emergieron de las sombras entre los árboles, con sus ojos rojos centelleando maliciosamente en la penumbra del bosque. Era evidente que la batalla estaba lejos de terminar.

Consciente de que enfrentaba una situación cada vez más peligrosa, Erevan recordó el hechizo de Dilatación Temporal Menor que había practicado. Decidió que esta era la oportunidad perfecta para combinar sus habilidades mágicas y obtener una ventaja táctica.

Mientras los dos Squirox se lanzaban hacia él, Erevan se concentró profundamente, recordando los pasos del hechizo de dilatación temporal: concentración, visualización y activación. Enfocó su mente en el espacio entre él y las criaturas avanzantes, visualizó el flujo del tiempo desacelerándose en esa zona específica, y pronunció el encantamiento con una claridad impulsada por la urgencia del momento.

El aire vibró con la distorsión temporal, y los Squirox parecieron moverse en cámara lenta, sus movimientos agresivos ahora claramente visibles y predecibles. Erevan aprovechó este breve respiro, usando el Látigo del Vacío con una precisión mejorada gracias al tiempo ralentizado, golpeando a las criaturas con ráfagas controladas de energía espacio-temporal.

Este uso combinado de hechizos permitió a Erevan manejar la situación con mayor eficacia, dándole tiempo para pensar y actuar, mientras defendía y contraatacaba a los Squirox con una serie de golpes bien dirigidos. Su habilidad para integrar distintos aspectos de la magia espacio-tiempo mostró no solo su creciente destreza mágica, sino también su capacidad para adaptarse rápidamente a situaciones cambiantes y peligrosas.

Después de repeler el último ataque de los Squirox con una mezcla de alivio y fatiga, Erevan se dejó caer exhausto al suelo del bosque, su pecho subía y bajaba agitadamente mientras trataba de recuperar el aliento. A pesar de su éxito en el uso combinado de los hechizos Látigo del Vacío y Dilatación Temporal Menor, la intensidad del enfrentamiento le hizo darse cuenta de la dura realidad que enfrentaría en este lugar mágico y peligroso.

Recostado en la tierra húmeda y mirando a través de las ramas entrelazadas hacia el cielo que cambiaba lentamente de color al atardecer, Erevan reflexionó sobre su situación. «Pensé que estaba progresando bien con la magia, pero esto… esto es solo el principio, y ya estoy al límite», pensó para sí mismo, sintiendo el peso de la fatiga y la verdad de su viaje apenas comenzando.

«Estar en este lugar… no será tan fácil como pensé», consideró, pasando una mano por su frente sudorosa. «Es solo el tercer día y ya me enfrento a criaturas que pueden acabar conmigo con tanta facilidad. ¿Qué más me espera en este lugar lleno de misterios y peligros?». Estas preguntas giraban en su mente mientras la realidad de su desafío se asentaba profundamente en su conciencia.

La experiencia lo hizo más consciente de sus limitaciones y de lo mucho que aún tenía que aprender y fortalecerse para sobrevivir y avanzar en la torre. Con un suspiro pesado, Erevan se obligó a levantarse, sabiendo que debía continuar entrenando y explorando, fortaleciéndose no solo en su magia sino también en su resolución y astucia para enfrentar las pruebas venideras.

«Si estos son solo los desafíos iniciales, entonces debo prepararme para situaciones aún más difíciles», concluyó Erevan, con una renovada determinación forjada en las pruebas del día. Este pensamiento lo empujó a ponerse de pie, sacudiendo el polvo y preparándose para continuar su arduo entrenamiento y exploración en el vasto y desconocido mundo de la torre.

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