Cheng Yan podía sentir que alguien lo llamaba.
«Su Alteza, por favor, despierte …»
Él giró su cabeza, pero los sonidos que había oído no desaparecieron, sino que continuaron haciéndose más fuertes. Luego, sintió que alguien le tiraba suavemente de la manga.
“¡Alteza, mi Príncipe Real!”
Los ojos de Cheng Yan se abrieron de golpe. Su ambiente familiar había desaparecido, su escritorio de trabajo se había ido, y las paredes familiares llenas de notas habían desaparecido. Todo había sido reemplazado por un extraño paisaje. Una plaza pública rodeada de pequeñas casas de ladrillo y una horca que se erigía en el centro de la plaza dominaban ahora su campo de visión. Él mismo estaba sentado frente a la horca, en una mesa situada en la plaza. No había una suave silla de oficina giratoria bajo su trasero, sino una fría y dura silla de hierro en su lugar. Había también un grupo de personas sentadas con él que lo miraban atentamente. Varios de ellos estaban vestidos como señores y damas medievales de esas películas occidentales, y estaban tratando de reprimir sus risas.
¿Qué demonios? ¿Acaso no me apresuraba a terminar mis planos mecánicos antes de la fecha límite? Cheng Yan estaba perplejo mientras pensaba para sí mismo. Durante tres días consecutivos, había estado trabajando horas extras. Por lo tanto, estaba física y mentalmente en su límite. Sólo podía recordar vagamente que el latido de su corazón se había vuelto inestable, y que sólo quería recostarse en su escritorio y tomar un descanso …
«Su Alteza, por favor, declare su sentencia.»
El orador era el que secretamente había tirado de su manga. Su rostro era viejo, aparentemente tenía entre cincuenta y sesenta años, y llevaba una túnica blanca. A primera vista, se parecía un poco a Gandalf, de ‘El Señor de los Anillos.’
¿Estoy soñando? Cheng Yan pensó mientras lamía sus secos labios, ¿Sentencia? ¿Qué sentencia?
Mientras miraba rápidamente a su alrededor, su confusión se esfumó. Todos los que lo rodeaban miraban en dirección al centro de la plaza, a la horca. Muchos habitantes del pueblo también estaban en la plaza y agitaban sus puños mientras gritaban e incluso arrojaban una piedra ocasional hacia la horca y hacía la figura en ella.
Cheng Yan sólo había visto un instrumento tan antiguo de muerte en las películas. La horca consistía en dos columnas que se extendían hacia arriba a unos 4 metros de una base elevada, con una viga transversal que se extendía entre los dos pilares con una gruesa cuerda de cáñamo amarillo alrededor de la mitad del travesaño. Un extremo de la cuerda estaba atado a la horca, y el otro extremo estaba atado en un nudo alrededor del cuello de un prisionero.
En este extraño sueño en que Cheng Yan pensaba que estaba, descubrió que era capaz de ver todo claramente. Por lo general, incluso tenía que usar sus gafas para ver las palabras en la pantalla de un ordenador, pero ahora Chen Yang podía ver cada detalle de la horca, que estaba a cincuenta metros de distancia, sin sus gafas.
El prisionero encima de la horca tenía la cabeza completamente cubierta con una capucha y tenía las manos atadas a la espalda. Llevaba prendas sucias de color gris que eran poco más que trapos, los cuales cubrían un cuerpo tan delgado, que parecía que fácilmente podría envolver su mano alrededor de su tobillo expuesto. Cheng Yan juzgó que la prisionera era mujer por su torso débilmente abultado, y miró como ella se quedaba allí tiritando bajo el frío viento, pero todavía tratando de ponerse de levantarse para enfrentar su destino de pie.
Bien entonces, pensó Cheng Yan, ¿qué crimen cometió esta mujer que causó tanta indignación, para esperar que la ahorcaran con tanta rabia y hostilidad?
Los recuerdos de Cheng Yan aparecieron, casi como si repentinamente hubieran sido activados y se dio cuenta de la causa de la situación, y la respuesta a su pregunta, casi al mismo tiempo.
Ella era una ‘bruja’.
Se consideraba que había caído en la tentación del diablo y era conocida como una encarnación del mal.
“¿Su Alteza?” El doble de Gandalf preguntó cautelosamente.
Cheng Yan miró al anciano. Bueno, los nuevos recuerdos de Cheng Yan le decían, que el anciano no se llamaba Gandalf, su verdadero nombre era Barov, y él era el Ministro Adjunto de Finanzas enviado por el padre de Roland, con tal de ayudar en el gobierno del territorio.
La identidad de Cheng Yan era la del cuarto príncipe del Reino de Graycastle, Roland, y él había sido enviado aquí para gobernar esta región. Los habitantes de este Pueblo Fronterizo habían capturado y agarrado a la bruja, entregándola inmediatamente a los guardias locales para interrogarla. ¿Interrogarla? No, fue enviada inmediatamente para ser sentenciada sin oportunidad de defenderse. La ejecución de los presuntos brujos era generalmente supervisada por los señores o los obispos locales, pero desde que había asumido el control de este territorio, la emisión de tales órdenes se había convertido en su obligación.
La memoria de Cheng Yan respondió a sus preguntas una a una, era innecesario filtrarlas y leerlas, era como si siempre hubieran sido sus propias experiencias. Estaba momentáneamente confundido, no había manera alguna de que un sueño pudiera tener tantos detalles. Entonces, pensó Cheng Yan, ¿era posible que esto no fuera un sueño? ¿He viajado realmente a través del tiempo, al oscurantismo de la Europa Medieval, y me he convertido en Roland? ¿He pasado de ser un lamentable ingeniero mecánico con su nariz puesta en sus papeles a un magnífico cuarto príncipe de la noche a la mañana?}
Este pedazo de territorio que parecía tan estéril y subdesarrollado estaba en el Reino de Graycastle, un nombre que nunca había visto en sus libros de historia.
Bueno, entonces, ¿cómo voy a encargarme de esto? Cheng Yan pensó para sí mismo.
Cheng Yan decidió que trataría de examinar más tarde cómo una cosa poco científica como ser transportado a través del tiempo y el espacio había sucedido, su preocupación inmediata era cómo detener la farsa que tenía lugar frente a él. Culpar de los desastres y las desgracias que les ocurría a estas ‘brujas’, era el acto de bárbaros ignorantes. Realmente no podía hacer nada tan estúpido como colgar a otra persona sólo para satisfacer a la muchedumbre observante.
Agarró las órdenes formales escritas de Barov, las arrojó al suelo y dijo lentamente: «Me siento cansado, vamos a dar nuestro juicio otro día. ¡La corte desestimó, ahora dispersaros! »
Cheng Yan sabía que no podía arriesgarse a ser imprudente, así que hurgó cuidadosamente en sus recuerdos y reflejó el comportamiento del príncipe. Tenía que seguir con el dandismo y el comportamiento pícaro del príncipe. Así es, el cuarto príncipe era un desastre, tenía un carácter desagradable, y hacía lo que quisiera sin pensar en las consecuencias de sus acciones. De todos modos, pensó Cheng Yan, ¿podrían realmente esperar que un incontrolable joven de veintidós años tuviera un buen comportamiento?
(Nt. Dandismo: es el comportamiento que se distingue por la elegancia y el refinamiento en sus poses y modales)
Los miembros de la nobleza que estaban sentados con él mantuvieron su ecuanimidad ante su declaración inesperada, pero un hombre alto que llevaba una armadura se levantó y dijo: “¡Alteza, esto no es una broma! ¡Todas las brujas conocidas deben ser ejecutadas inmediatamente después de ser identificadas, u otras brujas podrían ser tentadas a tratar de salvarla! ¿Quiere obligar a la iglesia a involucrarse cuando escuchen que hemos permitido que una bruja viva? ¡No tenemos elección en este asunto!”
Carter, este hombre atrevido, era realmente el Comandante de los Caballeros. Cheng Yan frunció el ceño y dijo, «¿Por qué? ¿Tienes miedo? «Su voz estaba llena de burla evidente y no era un acto completo. Un hombre con un brazo más grueso que la cintura de la llamada ‘bruja’ en realidad temía un ataque a la prisión de mujeres. ¿Eran las brujas las mensajeras del diablo? “¿No sería mejor atrapar más brujas que conformarse con una sola?”
Al verle ya no pronunciar una palabra, Cheng Yan agitó la mano para llamar a sus guardias personales y se fue. Carter vaciló un momento antes de bajar y ponerse al día con las tropas que caminaban al lado del cuarto príncipe. Los otros nobles se levantaron y le dieron sus respetos al príncipe, pero Cheng Yan pudo ver un desprecio indiscutible de los ojos de aquellos en la multitud.
Detrás de la fortaleza, el castillo estaba situado al sur del Pueblo Fronterizo, él se despidió del ansioso ministro Barov fuera de las puertas de su habitación, permitiéndole finalmente respirar un suspiro de alivio ahora que estaba solo.
Como una persona que había pasado el noventa por ciento de su tiempo tratando con la gente a través de una computadora, haciendo frente a todo el mundo ya había superado su zona de confort. Cheng Yan encontró la localización de su dormitorio de sus nuevos recuerdos, tomó asiento en su cama, y tuvo un momento de verdadero descanso mientras intentaba suprimir su corazón que latía violentamente. Por el momento, lo más importante era aclarar la situación. ¿Por qué el príncipe, que no podía quedarse en la Ciudad Wimbledon, la capital del reino, fue enviado a esta tierra estéril?
La inesperada respuesta que se le ocurrió lo dejó estupefacto.
Roland Wimbledon fue realmente enviado aquí para luchar por el derecho a suceder al rey.
Todo se había originado de la maravillosa proclamación del Rey Wimbledon III de Graycastle a sus hijos diciendo: «¿Quieren heredar el reino? El príncipe primogénito no tiene necesariamente el derecho de convertirse en rey, sólo el que se demuestre como el más capaz de gobernar puede heredar el país «. Colocó a sus cinco hijos en el gobierno de varios territorios, y después de cinco años, él decidiría quién se convertiría en su sucesor basado en el nivel de habilidad que mostraban en el gobierno de sus respectivos territorios.
Mientras le daba vuelta a la decisión de quién debía heredar el trono en una meritocracia y proporcionar igualdad de oportunidades independiente del género podría sonar como conceptos muy ilustrados, el verdadero problema era la implementación real de dichas ideas. ¿Habría alguna garantía de que los cinco recibieron las mismas condiciones de partida? Esto no era como jugar un juego de estrategia en tiempo real. A su conocimiento, al segundo hijo se le había dado un territorio mejor que este pueblo fronterizo. En realidad, cuando pensaba en ello, parecía que entre las cinco regiones que habían recibido, ninguna de las otras era peor que su Pueblo Fronterizo. Su punto de partida era simplemente inferior.
Además, Cheng Yan se preguntó, ¿cómo será evaluado el nivel de gobierno? ¿Por la población? ¿Poder militar? ¿Situación económica? Wimbledon III no había mencionado ninguna norma, ni había puesto las más mínimas restricciones a sus métodos de competencia. En caso de que alguien asesinara secretamente a los otros candidatos, ¿Qué haría? ¿Estaría la reina dispuesta ver a sus hijos matándose unos a otros? Espera. …… Él se acordó cuidadosamente del siguiente recuerdo, de acuerdo, otra mala noticia; La Reina había muerto hace cinco años.
Cheng Yan suspiró. Obviamente, se trataba de una época feudal bárbara y oscura en la que se había encontrado. La forma en que parecían matar a las brujas era suficiente para darle algunas pistas. Además, Cheng Yan pensó, ¿por qué querría convertirme en rey? Sin Internet y ninguna de las comodidades de la civilización moderna, tendría que vivir la misma vida que los nativos. Quemar brujas por diversión, vivir en un pueblo donde todos arrojan sus excrementos donde quieran, y finalmente morir de la Muerte Negra.
(Nt. Muerte negra o peste negra, fue la pandemia más devastadora que afectó a Europa en el siglo XIV)
Cheng Yan siendo un príncipe ya podría ser considerado un punto de partida muy alto. Aunque no se convirtiera en rey, todavía tenía la sangre real y ya era un caballero. Mientras él lograra mantenerse vivo sería considerado como uno de los Señores del Reino.
Cheng Yan reprimió sus pensamientos vagabundos y se dirigió al espejo de su dormitorio. El hombre que lo miraba en el espejo tenía cabello gris claro, que era el rasgo más característico de la familia real. Su rostro estaba ligeramente pálido y con sus rasgos faciales regulares, parecía estar completamente sin rasgos de personalidad. Parecía que carecía de ejercicio físico y, como para el vino y la mujer, recordaba complaciéndose con ambas con cierta regularidad. Había tenido varios amantes en la Ciudad Rey, pero todas habían participado voluntariamente, no había obligado a nadie.
En cuanto a la causa de su transportación … Cheng Yan adivinó que gracias a la inhumana incitación de la empresa a avanzar, su jefe le había arreglado para que trabajara horas extras, lo que a su vez llevó a la tragedia de su muerte repentina. Las víctimas de casos como estos eran por lo general codificadores, ingenieros mecánicos y programadores.
Al final, no importa qué, por lo menos tengo el equivalente a una vida extra. Realmente no debería quejarme demasiado, en los próximos días, podría ser capaz de mejorar lentamente esta vida, pero mi primera tarea es jugar un convincente Cuarto Príncipe, para que otras personas no encuentren algo mal con mi comportamiento y crean que estoy poseído por el diablo, lo que me llevaría a ser quemado en la hoguera, Cheng Yan pensó para sí.
«Así que, para vivir bien …» Cheng Yan respiró hondo, se miró al espejo y susurró, «A partir de ahora, soy Roland».